Xabier Olazabal Etxegia, miembro de la banda de txistu Haize Hegoak y profesor de txistu en el Conservatorio Superior de Navarra, es quien firma esta crónica. Tiene por tema el concierto ofrecido el 16 de marzo, a la vez que pone sobre la mesa diferentes reflexiones.
El pasado 16 de marzo, en el Civivox del barrio de Sanduzelai de la capital navarra a las 19:30h, la banda de txistu Hego Haizeak, presentó un ejemplo de música contemporánea para txistu. Este ciclo organizado por el ayuntamiento, lleva años en marcha y los txitularis hemos participado en varias ocasiones. Por ejemplo, hace dos años, Aitor Urkiza y yo mismo, participamos con el conjunto Garaikideak Ensenble, ofreciendo “Danza del Solsticio” de Urtzi Iraizoz; el año pasado, sin embargo, se pudo escuchar el proyecto de Iraizoz Xendrak, donde participamos Aitor Urkiza, Alfonso Iturria, Carlos Peñaranda, Urko Arozena y yo mismo; mientras que en esta edición, promovido por Urkiza ha sido la banda de txistu Haize Hegoak la que ha ofrecido un concierto. Esto demuestra que el txistu, y la música para txistu, en Navarra, y sobre todo en Pamplona, esta fuerte.
A parte del ya mencionado Urkiza, dentro de Hego Haizeak también tocaron Ainara Martínez, Carlos Peñaranda y yo mismo, con el acompañamiento del atabalero Beñat López. En esta ocasión, se pudieron visionar los vídeos preparados por el video-creador y técnico Iker Oiz, convirtiendo el concierto en un acto multidisciplinario, aunando música e imagen.
El fin de este concierto era exponer los diferentes estilos en los que se ha compuesto para txistu en los últimos años. Para ello, se ofrecieron obras con diferentes formaciones y creadas por otros tantos compositores.
La primera obra fue “Honai” , escrita por Extremianak, estrenada en su día por Amilibia y Hontoria va camino de convertirse ya en una obra clásica del txistu. Fue interpretada por Urkiza al txistu y yo mismo al acordeón. La segunda obra fue “Hiru gutixi” de Urtzi Iraizoz, donde los interpretes no siempre estaban a la visa del público y donde la estereofonía juega un papel importante. Fue ejecutada brillantemente en forma de dúo de txistus por Martinez eta Urkiza. “Zugarramurdi” fue la siguiente obra interpretada, Urkiza, Peñaranda y yo fuimos los encargados, en formación de dos txistu y silbote. Es una obra de gran dificultad, sobre todo en la labor de aunar las poco habituales percusiones de las dos voces de txistu. Hubo ciertas imperfecciones, pero en general, fue del gusto del público. Continuamos con “5 Pequeñas Piezas para Txistu”, escrita para txistu y tamboril por Joxean Llorente, la interpretación correspondió a Ainara Martinez. Yo he conocido esta obra en la preparación de este concierto, es más difícil de lo que pueda parecer, extensa y compleja para conseguir transmitir al público lo que su creador desea. Seguidamente continuamos con dos piezas de Rodrigo de Santiago, “Nocturno y Final” eta “Fantasía Homenaje”. No son obras escritas los últimos años, pero Santiago y sus obras dominaban un lenguaje adelantado a su tiempo, y eso, precisamente, es lo que quisimos mostrar. En mi opinión, “Fantasía Homenaje” fue la obra que mejor se escuchó, ya que se ogreció muy empastada y con un alto grado de concentración por parte de los músicos Urkiza , Peñaranda, Lópeze y yo mismo.
Dejamos para el final las obras más peculiares del concierto. La primera “Zargan”, fue un encargo de la asociación Silboberri a la compositora y profesora de Musikene María Eugenia Lluc , la cual creó esta obra para txistu y electrónica. Fue interpretada por Ainara Martínez. Desconozco si existe alguna otra obra para este tipo de formación, pero la conjunción que propone la señora Lluc en esta pieza es muy interesante. Los sonidos del txistu y la música pre-grabada se funden a la perfección, creando un dialogo evidente entre ambos sonidos. Cerro ele concierto “Suite Atlántica” del navarro Joaquín Lekunberri, escrita para txistu y marimba. Ante la imposibilidad de contar con una marimba, arreglé para acordeón la parte del instrumento polifónico y el resultado resulto mundial. No se lo hemos mostrado al compositor aun, pero a mi entender el resultado es muy bueno. Para el acordeón no resulta especialmente dificultoso, y el resultado, me reitero, fue muy de mi gusto. junto conmigo interpreto la obra Aitor Urkiza.
Tiempo para la reflexión
Para realizar este concierto hemos hecho un ingente trabajo, descomunal, y eso en el concierto se pudo percibir. No fue nuestro día más brillante, coas del directo, pero al escaso público asistente le agrado. Esto, a mi, me exige una reflexión.
Estos últimos años estamos trabajando mucho para fomentar el txistu en Navarra, preparando y ejecutando múltiples conciertos de carácter variado, pero en nuestras escuelas de música, la matriculación de alumnos y alumnas va descendiendo de manera notable. Además, con la excepción del Alarde de San Fermín, en la mayoría de los conciertos somos un público escaso. ¿Es, el significado de todo ello, que nuestra forma de trabajar es errónea?¿Deberíamos buscar otra estrategia?. ¿Cual? Desconozco cual es la situación en los otros territorios de Euskal Herria, pero sin alumnas y alumnos, que el txistu perviva es realmente dificil, ya que las y loas alumnos de hoy son las y loas txistularis y aficionados del futuro.
El tiempo nos responderá, pero creo que es necesaria una reflexión desde el conjunto del mundo del txistu.