Tomás Garbizu Salaberría
Don Tomás Garbizu Salaberria nace en Lezo el día 12 de septiembre de 1901. Estudia la carrera de piano y armonía en el Conservatorio de San Sebastián, examinándose de órgano en el Real Conservatorio de Madrid; se le concede la Medalla de la Ciudad de San Sebastián y es nombrado Miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid.
Cuenta D. Tomás que:… «-en mi tiempo íbamos a dar la clase de solfeo a casa de don José Guezala, a la sazón organista de la parroquia. Nadie le llamaba don José, ni José a secas, sino Josetxo. Tenia mucho nervio, por no decir que tenia mal genio. Era un gran cumplidor de su deber y metódico. Nos trataba por regla general con bastante brusquedad: era su manera de ser, pero sin maldad, propio de muchos profesores. Según tengo entendido era aún mas duro y espectacular con mayores que nosotros que nos precedieron en clase. Por lo visto les despedía con un parsimonioso: -«Adiós, caballeros…», y a renglón seguido «¡Majaderos, mas que majaderos!», y salían corriendo por la escalera. Ahora se emplea poco esta palabra, y a mi me agrada: en su lugar se dice carroza, el tío pelucas o pasota».
«Nunca le vi con zapatos, casi siempre vestía zapatillas o alpargatas. Durante la misa mayor de los domingos, solía ponerse a leer LA VOZ DE GUIPUZCOA mientras el sermón. En aquella época era un periódico avanzado de ideas. Tenia una lucha constante con don Luis, el coadjutor, hermano del párroco, cada vez que tocaba el órgano acompañando al coro. Cuando menos pensaba se le acercaba al teclado y le sacaba un registro fuerte, lo mismo que otras veces lo anulaba y le delata con otro mas suave».
«…Su señora, creo que se llamaba Joxepa, era de gran corazón, y según bajábamos las escaleras precipitadamente, ella nos obsequiaba con manzanas y peras. «Gaxuak», nos decía con ternura’-.
«… Yo cantaba en el Coro Parroquial, siendo su director Don Julián Ayestaran, que a veces en el momento de rezar el rosario se olvidaba de los misterios. y su madre le tenia que soplar desde abajo. Y digo desde abajo porque entonces se utilizaba el púlpito».
«…Había una banda de música, cuyo director era Florencio Guezala (Pontxio). Supongo que algunos acudirían de buena gana, pero no así otros; sobre todo aquel que según estaba tocando se dormia. El mismo que decía que su instrumento estaba demasiado afinado porque le parecía que sonaba demasiado alto».
«…Estuve de organista en Pasajes de San Pedro: allí me sorprendió la guerra del 36. Mejor dicho, me hizo sudar… Una vez terminada ésta, pasé muchos años actuando de organista en la Embajada francesa, en Madrid».
«…El año 54 hice oposiciones al Conservatorio de San Sebastián, donde desempeñé durante 18 años la Cátedra de Organo En aquella época había poco ambiente para esta asignatura. Cualquiera que se matriculara en esta especialidad, máxime tratándose de chicas, se pensaba que era para ingresar en el Convento, era como un ritual, lo mismo que el arreglar la dentadura antes del ingreso en uno de estos lugares de retiro. Hoy no existen problemas para ellas en cuanto al estudio del órgano. Ni para el cuidado de la dentadura antes de ingresar en el convento’.
«…He tenido en mi clase a Miren Derteano, de Bilbao, la primera alumna como oficial, a quien hice actuar al órgano en el Teatro Principal de San Sebastián, el día de Santa Cecilia; tengo que decir que llamó la atención a los mismos profesores del Conservatorio como organista, y por la novedad de que se trataba de una señorita. Para alguno de ellos era un misterio el ver actuar a la organista con los pies en el pedalero, siendo así que es lo más natural: no solamente es natural, sino inclusive de rigor en el manejo del instrumento. A ésta le han seguido en turno Lorenzo Ondarra, Esteban Elizondo. Mari Coro Sáenz. Victor Echeberria, J.M. Alberdi. Manolo Yaben. Mari Sol Martínez, Maite Bidegain. Eduardo Goñi, Mari Carmen Aldanondo, Ana María Gonzalo, María Angeles Usoz. Maritxu Loidi, etc., de los que algunos desempeñan cargos el Conservatorio de San Sebastián como profesores oficiales».
«…Durante mi estancia en Madrid, tomé parte en muchos conciertos de órgano, y también en San Sebastián. Aquí, en la iglesia del Buen Pastor y en la basílica de Santa María; en Madrid, tuve actuaciones por radio Nacional también en las parroquias de San Jerónimo el Real, San Marcos, y en el monasterio de El Escorial, etc. Los conciertos míos de Radio Nacional los transmitía el locutor Matías Prats. Este órgano en el que yo actuaba es el que se encuentra actualmente en el Seminario de San Sebastián».
Don Tomás Garbizu, desde su nacimiento, se encuentra en un ambiente plenamente musical: la iglesia de su pueblo y su órgano el hecho de pertenecer como cantor, desde niño, al Coro Parroquial fueron todos estímulos motores que pusieron en acción el desarrollo del germen poderoso de su vocación artística consecuencia: una vocación musical absorbente. total, única, expresión de su persona toda, vista con claridad desde sus inicios. El mismo don Tomás opina que desde muy joven no penso hacer otra cosa que dedicarse a la música, algo así como si se tratara de su destino.
Los primeros estudios musicales los hace en su pueblo natal, y los continua en el Colegio Seráfico de Aránzazu, a cuyo centro religioso perteneció varios años como alumno. Siguió sus estudios de música en el Conservatorio de San Sebastián (piano, órgano, composición, acompañamiento) con José María Yraola, Beltran Pagola, Sorozábal…; y los de órgano los amplia posteriormente en el de Madrid.
Se va a Francia, donde recibe las lecciones especiales del concertista de órgano, el parisino Charles Lebout. que le aprecia como alumno sobresaliente. Estando ya en Madrid, recibe don Tomás una carta de este eminente profesor francés en la que le anima con estas palabras «Travaillez, travaillez car vous etes capable d’atteindre des buts que d’autres artistes si y arriveront jamals a le fair»-. (Trabaje, trabaje, porque usted es capaz de llegar a unas metas que otros artistas no podrán alcanzar jamás).
Posee las carreras de plano, órgano, composición y acompañamiento, el órgano es su especialidad, dominando este instrumento rey con la personalidad de los concertistas privilegiados.
Fue becario del Excelentísimo Ayuntamiento de San Sebastián y pensionado en composición (1942) por la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. Ha tomado parte en la inauguración de los órganos de San Jerónimo el Real y Santa Teresa, de Madrid: así como en la inauguración del monumental órgano de la Catedral de San Sebastián. En esta misma línea de actividades ha dado audiciones por Radio Nacional, como se ha dicho arriba, e infinidad de conciertos que le acreditan como uno de los mas prestigiosos organistas. En 1941 fue organista oficial de la Embajada francesa en Madrid, y desde 1954 desempeñó la cátedra de órgano del Conservatorio de San Sebastián.
Sus conocimientos del folklore vasco y el natural cariño que siente por las particularidades de la música de su tierra, sumados a una fácil y grata expresión verbal, le han llevado a escritos de señalada sustancia científica y a charlas de gran amenidad y estilo.
Si bien es verdad que los galardones no hacen a la persona que los recibe mas rica, mas inteligente ni mas culta en si, es absolutamente cierto que son un exponente significativo de esa cultura, inteligencia y riqueza en el sujeto que los posee. Veamos algunos de los premios que ha merecido la labor musical de Garbizu: Premio Nacional (1954), por su «Tríptico al Buen Pastor», para órgano: triunfo por unanimidad en concurso nacional con motivo del Año Mariano (1960), con su .-Missa Benedicta». dos premios nacionales -1964 y 1965- con sendos poemas sinfónico-corales «Osanbela» y .-Babilon Beltza», respectivamente: premios a las canciones «Zu ta ni» (1956): » A Pamplona voy» 11966): .’Garbiñe’. (1967): .’Ardi-yoalea» (1968), y «Cuando llega la Navidad» (1968): primeros premios a sus canciones para Coros «Canço de bressol» (1945), galardón del Orfeó Catala: «Baratzeko» (1945):»San Vicente de la Barquera’. 11965): .’Dos canciones populares» 11966), premio nacional: y .’Sor-lekua» (1969): por último, con una obra para txistu, «Gure Herria» (1965), obtiene un nuevo premio. Si a todo esto añadimos que en España escasean los premios de composición para música culta, de altura, la anterior lista se nos revela como todavía mucho mas simbólica y expresiva.
GARBIZU, COMPOSITOR
Don Tomás Garbizu es un compositor de raza, intuitivo y con garra. Su música -reflejo de su entidad de hombre músico- llama la atención, sobre todo por la emoción que la atraviesa (satura) en todas las direcciones, desde el principio al fin: por la armonía profunda y original que la evidencia: porque su lenguaje artístico es siempre inspirado, caliente, vivo, con «duende», como la persona misma del compositor: porque es fogosa, vehemente, fluida, llena de fantasía y virtuosismo descriptivo -nada farragosa- como la de Ravel, al que le admira particularmente: porque, además, todo este crecido caudal que se desprende de las características apuntadas para su obra como compositor, discurre sin riesgo de desbordarse peligrosamente merced al cauce justo que traza al corazón una inteligencia clara, con sentido cabal del orden y la medida.
Si hemos de referirnos directamente y en particular a su música religiosa o a la nacida para el culto católico, diremos que con ella prueba de forma convincente el profundo sentido religioso del autor su vertiente practica, afín siempre al querer litúrgico del momento, cosa bien poco común en un seglar. Es profundo conocedor de los timbres y ser de la voz humana por estar convencido que es la Unica manera de aproximarse con éxito a las exigencias de la música sagrada que, ante todo, es oración de gala por la palabra cantada.
Estéticamente, don Tomás Garbizu se nutre de la sustancia mas auténtica -de ayer y de hoy- del manjar musical, para en seguida florecer y madurar en logros personales, característicos, distintos de lo puramente cerebral y frío, de lo extravagante o snob, como de lo anodino o rutinario.
De Garbizu no se puede decir que sea un clásico, o un romántico, o un impresionista, etc. . así por separado: representa una suma peculiar de estilos será clásico. por que admite el orden y la forma: romántico. porque siente y se expresa con personalidad propia teniendo presente siempre al hombre: nacionalista. porque ama. a través de su música y dignifica a su tierra: moderno. porque está abierto a todo lo actual que le pueda valer. Encasillar a don Tomás Garbizu en un determinado estilo sería una equivocación y se le haría un mal servicio. El es músico.. compositor simplemente.
Por vasco y educado con religiosos -en contacto continuado con el ambiente de iglesia desde su puesto de organista, principalmente («mi profesión de organista -dice- ha motivado y hecho posibles mis mas representativas obras religiosas»), su materia prima sonora y aliento inspirativo lo extrae de la melodía gregoriana y de la canción popular de su tierra euskaldun
Vamos a señalar aquí lo mas florido de su catálogo musical, aun a sabiendas de que otras obras se nos quedan en el tintero, al carecer de un compendio totalizador le su labor compositora por otra parte. hemos de manifestar que no se va a seguir una descripción de obras en base a un orden cronológico).
-Señalemos de entrada, y por lo que tiene de símbolo cordial y sentido apostólico, dos composiciones de adolescente casi: Un CANTICO DE COMUNION. para el colegio franciscano de Aránzazu, 1915 y un motete A SANTA CLARA, para la comunidad de religiosas de Agurain-Salvatierra (Araba), 1918.
-En 1937, estando en Francia, escribe una Antología le diez obras cortas para órgano o armonio. edita poco mas tarde por la Casa Erviti. El estilo de estas pequeñas obras es eminentemente modal y presentan un trabajo contrapuntístico de carácter cromático, original y libre, reflejo de lo que podríamos considerar como esencia de la dodecafonía. El empleo de un sistema de armonía así suponía en aquel entonces una cierta anticipación de lo que luego seria tendencia imperante en otros compositores Y así ha dicho: Cromatismo, pero no melódico, sino en cuanto al valor y a la independencia de los doce sonidos en su unción de enlace de los acordes. Cuando en 1937 se puso a escribir en París esta colección le dijo y pidió a Charles de Lebout si tenía algo de E. Torres para orientarse. Contestación de Lobout: «Usted escribe mejor que Torres». Alguien, sin embargo, no pensaba igual en España, por cuanto que criticó duramente estas pequeñas obras le Garbizu: pero hubo una réplica por parte de un muy ilustre concertista español de órgano -el flamante Académico de Bellas Artes, señor González Amezúa- que apuntó para estas obras de Garbizu la necesidad de escucharlas en la intimidad para sentir su perfume místico gregoriano y que recuerdan no poco el estilo de los antiguos órganos de cadereta: calificaba a Garbizu de el Ravel vasco español.
– La secuencia VICTIMAE PASCHALI, sobre el tema gregoriano del mismo nombre, data de 1950 y la estrenó su autor en un concierto de Órgano habido por entonces en la iglesia de Santa María. de San Sebastián. Predomina en la obra -brillante y directa- el estilo de música pentáfona: sus giros y modulaciones son una constante sorpresa armónica, pero manteniendo siempre la lógica y sentido natural del «creciendo en Interés hasta el final».
– Obra capital en el repertorio de don Tomás es su TRIPTICO AL BUEN PASTOR El subtítulo es: «Jesús y la Samaritana». escrito en 1953 y estrenado en 1954 por su autor en la Inauguración del gran órgano de la iglesia del Buen Pastor de San Sebastián Esta composición había sido primer Premio nacional en el concurso que precedió a dicha inauguración y convocado precisamente para mas destacar el acontecimiento El Tríptico es muy del género gregoriano intimista. ferviente y a la vez solemne, elegante y lleno de personalidad. Cada una de las partes se apoya en una melodía gregoriana diferente, con reclamo directo para Jesús y la Samaritana: «Bone Pastor’. para la primera: «Qui credit in me . para la segunda, «Vidi aquam», para la tercera
-Para el órgano y como partes integrantes de su misa «Benedicta» tiene don Tomás un OFERTORIO, ELEVACION y TOCCATA FINAL. en donde pone de manifiesto una vez mas su pericia organística, su fogosidad de compositor imaginativo. el cariño y fervor marianos, la comprensión descriptiva del paisaje de Aránzazu, y la sapiencia del folklore nato
-Abre la serie de sus composiciones religioso-corales su MISSA BENEDICTA. Con esta obra obtiene don Tomás Garbizu un nuevo premio nacional en concurso convocado por los religiosos de Aránzazu para conmemorar -musicalmente también- la Inauguración de la nueva Basílica franciscana. La compone en 195, se premia en 1960, y se estrena el 7 de Junio de 1961 , en la iglesia de Santa María. Intervienen en dicho estreno el Orfeón Donostiarra y, al órgano, el autor
El doble embrión sonoro, «lelt motiv» de esta Misa, lo constituye un tema gregoriano mariano -re, mi, sol, sol, la, la- y otro de carácter vasco que, por simpática coincidencia presenta idéntico perfil melódico en su diseño inicial. Existen otros motivos de inspiración secundarios sacados de la salmodia y oficios litúrgicos, como, por ejemplo, el esquema básico del Credo en su principio, o la evocación que sin duda el propio compositor hace de sus años de niño cantor solista en Aránzazu, con la inclusión, en el «Ofertorio», de la Invocación «Jube Domine Benedicere»: umbral de la función religiosa de la BENEDICTA en el Santuario de Aránzazu.
Además de las partes invariables -Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei- consta esta misa de un «Ofertorio» -para voces y Órgano-. mas «Elevación» y ‘Toccata Final», ambas para órgano
El análisis de la obra nos lleva a señalar sus principales virtudes: unidad formal: suma inteligente de estilos: fusión expresiva de texto y música: fantasía y vuelo poético, esplendor y grandiosidad sonoros desde la base humilde y sincera de un convencimiento religioso-espiritual profundo: adecuación litúrgica: con categoría, en fin, de figurar en ideal y grande antología de la música mariana contemporánea. La inteligencia y aliento de compositor distinguido, el espíritu vasco y el alma de católico ferviente alimentan la entraña de esta misa. Se interpreta dentro de este homenaje del pueblo lezotarra a su ilustre hijo don Tomás Garbizu.
– En 1962 compone don Tomás, dedicada al Papa Juan XXIII, también en latín, con orquesta, su «Misa Papa Juan XXIII» (sin estrenar). Una vez mas la fuerza inspiradora del gregoriano en acción el Kyrie de la Misa Gregoriana «Cunctipotens Genitor Deus». Con las partes invariables de la Misa y tradicionales están un «Ofertorio» – «Pro omnibus credentibus’. – «Comunion. («Oh Sacramentun veritatis»), y un «Final» para órgano solo Como en la Missa Benedicta, cautiva el encanto y fervor de una música primitiva tratada con procedimientos modernos que alcanzan la disonancia no como causa sino como efecto del libérrimo concepto sonoro y amplitud de Inspiración.
– Apuntemos también la MISA DIOCESANA (1962), inspirada en el Kyrie de la Misa «Fons bonitatis». La característica predominante en ella es su fluidez e insistencia contrapuntística. Con todo lo que hasta ahora se lleva dicho. ha quedado patente que en don Tomás Garbizu tenemos, al hombre de vivencias religiosas profundas, y al compositor consciente y responsable de que su labor como tal puede y debe tener una trayectoria lógica -nada brusca-, de un influjo siempre benéfico en el aspecto artístico y pastoral de la música sagrada de hoy. Un hombre así, optimista e inserto en las realidades terrestres y transcendentes, no podía permanecer pasivo ante los nuevos rumbos que ha tomado en los últimos años la expresión del lenguaje musical litúrgico. Por temperamento, no podía amilanarse ante ese cambio de visión musical al servicio del culto: por preparación seria, tampoco podía obrar atolondradamente, como ha ocurrido a tantos. A él no le cuesta sacrificio mayor seguir desarrollando como conviene a las nuevas exigencias. Su línea coherente de expresión artistico-pastoral: más bien le ha facilitado las cosas para demostrar una vez mas su flexibilidad de artista y su poder de adaptación inteligente y dignísima, sin menoscabo de su personalidad su música para la liturgia renovada es un modelo de cordura y abarca ya toda la gama de altitudes.
-Con base en el ritmo y modalidad gregorianos tiene una larga serie de composiciones cortas, elementales -ANTIFONAS, SALMOS, etc.- publicadas en la madrugadora y nutrida colección de fichas que edita el Instituto Pastoral «San Pió X» de Tejares (Salamanca)
– De su Zarzuela EL PRIOR DE SAN JUAN dijo el empresario Vilches (1942), al término de una audición íntima con la que Garbizu le obsequió en una sala del Colegio de San Luis de los Franceses de Madrid .’Esta es una obra que levanta al publico de sus asientos’. Y Garbizu le contestó: «¿Para qué? ¿Para que no vuelva mas?’.
– El poema sinfónico BABILON BELTZA al que aludimos al escribir sobre sus premios, se inspira en el texto bíblico «Super flumina Babylonis» (Salmo 136). Consta de Coro, Solista, Terceto y Coro final. El vértice dramático de este bello poema lo constituye el tema «Nolaz Kanta». (¿Cómo cantaremos?, entiéndase, en tierra extraña) que aparece una y otra vez como una pesadilla.
– Además de todo lo anterior citaremos «Plegaria a la Virgen», para tenor y órgano. «Himno a la Virgen de Arritokieta»‘ -‘O vos homnes», a cuatro voces: «lrutasun Deuna», salmo a tres y cuatro voces: «Angelus» a cuatro voces y órgano (1966): «Angelus» a dos voces iguales (1968): » Aita Gurea», para cuatro voces, txistu y acordeón
– KANTA KANTARI: Salmos litúrgicos para coro mixto y orquesta.
– ALOÑA: Pastoral para coro mixto y orquesta
– TRIPTICO ABULENSE: Obra premiada en el Concurso Internacional de Organo en Avila
– MISA MELODICA: En castellano, para coro, timbal y arpa, con órgano. Sin estrenar.- CONCERTANTE: Para trompa y orquesta. Sin estrenar.
– INTRODUCCION E IMPROMPTU. Para órgano, galardonada con el premio Cristóbal Halfter.
– CINCO CANCIONES VASCAS Para soprano y orquesta
– AKERRA KEN Y LEHEN MAHASTIA, premiadas en el concurso de masas corales de Tolosa.
– KEA, HAITZAK EZ DU BIOTZIK Y ORAINGO ALDIAN, obras premiadas en el Concurso de la Caja de Ahorros de Bilbao
– ELORRI BATEN GAÑEAN Obra premiada.
– DANZAS VASCAS. para piano. en disco, un total de veintidós obras.
– MINUETO, GAVOTA. CONTRAPAS y FANDANGO con variaciones para Txistu y órgano.
– BELATSARENA. EUSKO CADENCIAS, RETRATO, TANGO DE CONCIERTO para piano
– BERTSO BERRIAK. seis piezas para banda de txistus: BAZTAN, ORAINGO ALDIAN, YANCI E ITUREN, para txistus.
– COLECCION DE LIEDERES VASCOS: Para canto y piano.
– LA FUENTE DE PIEDRA. DEL CAMINO, EL PEZ BLANCO, EL PEZ ROJO. TENIA RAZON: Canciones para canto y plano.
– Antología de VIEJAS CANCIONES DONOSTIARRAS (DONOSTIAKO KANTU ZARRAK).
– Cuatro premios en Torrevieja, en San Vicente de la Barquera (como ya se ha dicho). en el Concurso de Villancicos de Pamplona con la obra «CUANDO LLEGA LA NAVIDAD» y la anteriormente citada de «A PAMPLONA VOY, DE PAMPLONA VENGO». Gran Premio de San Fermin.
– MEZA NAGUSIA: para coro mixto y órgano: estrenada en Santa María. cuando ésta fue consagrada BASILICA.
– DENAK BAT BURU GABEEK, PIZKUNDE, GORA JAINKOA, HAU DA’ EGUNA, ELKAR MAITE: Salmos litúrgicos para voces mixtas y órgano.
– MERCI PARIS escrita para Luis Mariano.
– UN GRAMO DE TRIGO POR UN GRANITO DE ORO: Pequeño concierto para soprano y orquesta. Sin estrenar.-
– CANTO DE MAITINES: Para trompeta y Órgano (encargo de los festivales de La Bien Aparecida, de Santander).
– UN MANDAMIENTO NUEVO. Para piano (encargo de Radio Nacional de Madrid)
– AGUR JAUNAK Para txistu y órgano.
– AGUR JAUNAK Para trompetas y txistu.
– CANTOS Y BAILES TRADICIONALES VASCOS: Para piano.
– Canciones sueltas. que podrían sumar unas 30, con letra en euskera. y de las que podríamos destacar: GARBIÑE, ZU TA NI BASERRIAN y TREBOLA-BARATZEKO, las tres premiadas
– GURE HERRIA, para txistus.
– HAUNITZ URTE, marcha nupcial para órgano, de carácter vasco.
– OSANBELA: Poema slnfónico-coral, que consta de cinco números. Premiado
– LEZOKO HERRIA Himno a Lezo. encargado por el Ayuntamiento y compuesto en 1982.
– En una línea de sencillez no tan acusada, en donde entran en luego Asamblea, Schola y Organo, apuntamos su larga lista de composiciones en euskera y castellano, para la liturgia del Domingo de Ramos, Jueves, Viernes y Sábado Santos y Domingo de Resurrección.
– Apartado especial, por lo importante y significativo, merece su GURE MEZA, 1967, para solistas, coro, órgano: banda de txistus, tamboril, atabal, caja, acordeón, txalaparta, alboka y ezkila, que ha merecido grabación de gala por la marca de discos Columbia, con el maestro Gorostidi al frente del Orfeón Donostiarra (Coro de Cámara), etc., etc. Melodía, ritmo, instrumentos: todo genuina expresión del alma vasca
La obra total incluye las partes invariables de la Misa: inicio procesional en simpático «Minué». hacia el Sacrificio, que como bien hacia notar el crítico musical, recientemente fallecido, don Angel Inarala. indica las posibilidades de traer a la memoria las melopeas añejas que fueron condimento sabroso en los cortejos religiosos de Euskal Herria: el «Zortziko del Corpus» y el de «San Juan», en Tolosa y Oñati: las .»Danzas de San Fermín» en Lesaka: «San Roque» en Deba y las de «San Esteban» en Bera de Bidasoa: Introito: Ofertorio: Elevación: Padre Nuestro: Angelus y el Salmo 150 ., «Aipa Jainkoa» Garbizu, con su «Gure Meza»-. ha dado una respuesta positiva a la nueva orientación litúrgica del Concilio Vaticano II que preconiza en general y refiriéndose a la liturgia .la promoción del genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. En esta Misa ha resumido su autor lo mejor de sí mismo: temblor místico -que el alma del folklore propio puesta como contribución en el amor a Dios es lo más alto de la expresión artística del hombre-, vigor racial, fantasía, colorido inusitado para un momento de fiesta por antonomasia -el Santo Sacrificio técnica compositiva compleja, moderna, personal. El critico Joshe León Urreta ha dicho muy bien que esta Misa de Garbizu es «una de esas obras, aparte de sus grandes cualidades musicales, esta orientada hacia lo que debe ser una misa en ambiente euskaldun y siguiendo las normas litúrgicas. -Inarala se entusiasmaba hablando del «Credo», que calificaba de música «sencillamente asombrosa». En realidad toda la obra esta considerada por la critica como la mejor misa folklórica con la participación de instrumentos típicos euskaldunes, siempre dentro de una dignidad y categoría sumamente elevadas.
– HERRIKO MEZA, a una voz, o a tres, con órgano y texto en dialecto labortano y con destino para Baiona (1965), es la primera misa vasca que se escribe en el Estado español. Destaca el «Kredo» escrito en estilo recitativo, intercalando la aclamación «Sinisten det» (Creo) modalidad que, al cabo de los años. ha sido lo que la Comisión de Música recomienda para, sobre todo, salvar la extensión del texto de esta parte de la misa.
– SINISTEN DET (1966) es el titulo de otra misa de don Tomás, en la que su autor hace gala de una armonización estilizada, confiriendo de este modo al acompañamiento un valor ambiental subyugador de un interés musical propio, independiente, de ninguna forma secundario.
– En AINTZA ZERUETAN (1966) don Tomás Garbizu cuida de manera especial, con un sentido religioso profundo, el consorcio genuino entre palabra y música, partiendo de la entraña sonora del vocablo vasco toda la materia es música, y en el conjunto de la obra no existe ni primero ni segundo, todo es esencial. Es como una réplica a lo que tantas y tantas veces es un hecho en las obras corales: composiciones —música— totalmente divorciadas de la sustancia fonética de la palabra y en las que las armonizaciones son pobres, condenadas a una dependencia servil en el mas desgraciado sentido del término.
– HILDAKOEN MEZA (Misa de Difuntos), a una y tres voces (1968) alterna polifonía y melodía de estilo salmódico. Aún sin estrenar.
– MISA DE SANTA TERESA (1967), en castellano, a una sola voz y órgano que juega un papel importante con sus diseños descollantes, a manera de fórmulas reiterativas. Sin estrenar.
– En otro plano de tiempo y signo, su cantata DANOS LA PAZ (1941), estrenada por el Coro Easo y la Orquesta del Conservatorio de San Sebastián con un éxito que hasta entonces no había tenido dicho coro en este estilo de obras sinfónico-corales. Por aquel entonces residía don Tomás Garbizu en Madrid. Es muy significativa, a la vez que apoya la impresión que a todos produce la obra musical de Garbizu, la carta que recibió, a raíz del estreno de la cantata, de uno de los más grandes compositores del país: «Amigo Tomás: He escuchado tu Cantata y sinceramente te digo que me has hecho llorar porque tú tienes todo lo que debe tener un artista y algo más: Ese gran aliento que sabes imprimir a tu música. Sabia que eras grande. pero ahora comprendo que eres mucho más…
– HIMNO A SAN ANDRES. para la parroquia de Eibar; HIMNO A SAN MARTIN DE TOURS, para la parroquia del mismo nombre de San Sebastián; GETXOKO ANDRA MARI. himno para la parroquia de Getxo; y el ya citado HIMNO A LA VIRGEN DE ARRITOKIETA, de Zumaia.
La mayor parte de la producción musical de Garbizu —y es otra prueba del interés que entraña—, o está editada o grabada en disco por casas de tanto prestigio editorial como Ordorica, Columbia, Belter, Cinsa, Pax, etc.
Digamos para terminar, que estos hombres signados con el don del arte de la Música. y que por especial sentido, aptitudes y cariño profundizaron en el que ha sido y será instrumento rey (el órgano), adquieren particular tino en la expresión religioso-musical.
Don Tomás Garbizu —su obra— nos compensa de muchas desilusiones que llevamos sufridas. El es un músico que en muchos puntos de su trayectoria ha marcado derroteros nuevos para la inspiración y el trabajo digno. Si es verdad que los procedimientos armónicos han cambiado, también es verdad que a Garbizu no le preocupan los sistemas, sino lo que el artista es capaz de decir en cada momento, y nuestro protagonista sabe adaptarse a los estilos que cada motivo le inspira para conservar así el equilibrio entre la belleza de los efectos sonoros y el lenguaje de su alma euskaldun. junto a una inspiración inagotable.
ALGUNOS TESTIMONIOS
El critico musical y compositor don Antonio Larrauri, decía así en un reciente comentario: «Tomás Garbizu es uno de los compositores más versados en las raíces de la música vasca». Su erudición sobre las estructuras peculiares en que se basa nuestra música —intervalos característicos y modos, así como toda la acentuación de acuerdo a lo tradicional— le han llevado siempre a plantear unas bases de sumo interés que a modo de escuela, diríamos, exigirían una continuidad en el futuro; esa continuidad que él ha sabido mantener en todas sus obras. Tomás Garbizu, por otra parte exquisito artista, ha sabido tratar la melodía vasca en todo su encanto, en todo su ambiente, aun en obras de pretendido avance: un avance desde luego justo y comedido que permiten las obras de tema popular, en las que hay que saber emplear la moderación precisa tan magistralmente como lo hace el compositor donostiarra (mejor diría lezoarra) en momentos en que la imaginación creadora del artista divagaría demasiado quizás, desfigurando en parte la silueta de lo que es vena popular «Se trata de una obra avanzada, si se quiere, en cuanto a choques de armonías y chispeantes contrapuntos y ritmos, pero lo que es más interesante acertadamente dentro de unos limites donde no se pretende destruir lo popular, sino elevarlo a niveles de concierto rebosante de su sabor mas intimo. Una obra muy digna de este extraordinario compositor».»…Con toda sinceridad. Euskal dantzak» (Danzas vascas) constituye una de las mejores obras actualizadas de la música vasca. Rindo homenaje a la verdad y me honro con la amistad y aprecio de este compositor». Antón Larrauri: Bilbao. Abril de1974.
«Un compositor contemporáneo, de sólida preparación musical y sin duda entre los mas fecundos e inspirados que ha dado nuestro país. Tomás Garbizu. Ha compuesto, además de un crecido numero de obras, sacras y profanas, para plano, órgano, coros y orquesta, diez misas en latín, castellano y vasco. Entre éstas, la titulada Herriko Meza, estrenada en 1965 y que fue la primera misa vasca escrita en España. De su conjunto se destaca el Kredo, escrito en estilo recitativo, intercalando la aclamación Sinisten det (Creo), modalidad que, al cabo de los años, ha sido la que la Comisión de Música recomienda para salvar sobre todo. La extensión del texto de esta parte de la Misa. Le sucede la admirable Meza nagusia, cuya primera audición tuvo lugar en 1973, con motivo de la inauguración, como Basílica, de la iglesia de Santa María de San Sebastián. Apartado especial merece, por importante y significativa, su Gure Meza (Misa vasca), muy digna de este titulo, pues en ella intervienen magistralmente fusionados, solistas, coro, órgano, banda de txistus, tamboril, atabal, caja, acordeón, txalaparta, alboka y eskila. En una palabra. todo un conjunto folklórico que resume la mas genuina expresión del alma vasca: unción religiosa, vigor racial y devoción sublimada ante el más Santo Sacrificio. Esta intensa actividad del maestro Garbizu en los dominios de la música religiosa tuvo su pareja correspondencia en la que consagró a la música profana, a cuyos logrados frutos dedicaremos. en su día y en la sección correspondiente, nuestro obligado comentario.» Isidoro Fagoaga
También el P. Andrés Temprano. en la critica que dedica a la obra «Vejas canciones donostiarras», surgida de la síntesis de Garbizu y Arozamena, esboza un análisis de la figura musical de don Tomás Garbizu, de quien dice que: .»…es don Tomás Garbizu, catedrático de órgano en el Conservatorio de San Sebastián y compositor demostrativo de tal vitalidad, fantasía y embrujo en cuanto escribe que difícilmente puede hablar uno de él sin tener que echar mano de la hipérbole». La contribución de Garbizu, mayoritaria, definitiva y soberana, eleva a regiones y niveles del más puro y refinado arte línea melódica local arropada ahora con armonías de deslumbrante vigencia y señorío, nobleza y verismo absolutos. Puede resultar justo afirmar que pocas veces —o ninguna— hasta hoy la canción vasca y menos estas más leves y «populacheras» canciones del puerto y las tabernas en su mayoria; tambien religiosas, infantiles, navideñas y amatorias— han tenido acompañamientos de tal calidad: el realismo, doble intención, picardia, humor desbordante por una parte, y la llaneza, rectitud, claridad, encanto e inocencia de la elemental naturaleza del alma de las gentes sencillas de la tierra donostiarra por otra, se traducen a un lenguaje sonoro afín que alterna la consonancia mas ajustada y luminosa con el amplio juego cromático de armonías disonantes que en ningún momento empañan el caracter y modalidad de los cantos antes le confieren ambiente evocador cabal de un expresivo modélico. La larga gama de ritmos y efectos tímbricos son otra muestra de la imaginación poderosa y lógica del compositor».