Pablo Sorozábal Mariezcurrena

Pablo Sorozábal Mariezcurrena

La familia Sorozábal, procedente del medio rural vasco, se estableció en San Sebastián pocos años antes de nacer Pablo, que siempre se mostró avergonzado por haber olvidado el euskera. Según él «circunstancias de la vida, y una política gubernamental centralista, nos han hecho olvidar nuestro propio idioma. Yo me avergenzo de ello, pero tengo la esperanza de poder expresar mis palabras postreras en el mismo idioma que me sirvió para expresar mis primeros sentimientos.»

Pablo fue un niño prodigio con el violín y el piano, y pronto se ganó la vida tocando en cines, cafés y fiestas. Tocó en la Orquesta del Casino de san Sebastián bajo la batuta de Arbós y Alfredo Larrocha, para después incorporarse a la Orquesta Sinfónica de Madrid en 1919, con la que estrenó sus primeras composiciones. Estudió en Leipzig con Krehl y Sitt y en Berlín, donde prefirió las clases de composición de Koch a las de Schöemberg, cuyas teorías no compartía. Fue asimismo en Berlín donde dió sus primeros pasos en lo que sería el eje central de su vida musical: la dirección de Orquesta.
Entre sus trabajos orquestales, inexplicablemente ignorados por los repertorios al uso, se incluye un «Capricho español» (1921) la obra sinfónico-coral «Suite Vasca» (1924) y «Victoriana» (1952).

Sus obras escénicas, desde «Katiuska» (1931), «La isla de las perlas» y «Adiós a la bohemia» (ambas de 1933) hasta las obras posteriores a 1945, finalizando con «Las de Caín» (1958), combina fluidez lírica y una chispeante orquestación con un infalible sentido teatral. Sus obras preferidas son «La del manojo de rosas» (1934) y el romance marítimo situado en la Costa Atlántica «La tabernera del puerto» (1936). Otras Zarzuelas suyas son «Black el payaso» (1943), el brillante musical «Don Manolito» (1943), «La eterna canción» (1945), «Los Burladores» (1948) y «Entre sevilla y Triana» (1950). Su ópera «Juán José» permanece inestrenada.

Aunque el estílo de Solozábal es ecléctico, con un rango de influencias que van desde Debussy y Puccini a Walton (!) y el musical de Hollywood, el estilo que integra todos estos elementos es en grán medida propio, sin que su vitalidad escénica o su talento musical sean inferiores a los de nadie. Con su muerte en 1988 se cerró el ltimo capítulo en la historia de la Zarzuela.